martes, 29 de abril de 2008

Fátima

Hoy vino mi cleaning lady. Dejó todo tan reluciente como las cleaning ladies lo dejan, o sea, más o menos. De haber sabido no hubiera lavado los platos de mi ensalada de huevo cocido con queso feta de ayer (ja)
Ella me tendió mi cama con sábanas frescas, me lavó las toallas y sacudió las superficies.
Me pregunto cosas como cómo se llama (Fátima a partir de ahora) y qué edad tiene. Me pregunto si es suiza o portuguesa o de dónde. Me pregunto si ella se pregunta cómo soy yo y de dónde vengo y si estoy contenta aquí y si me voy a quedar mucho tiempo.
Sé que no se pregunta si soy ordenada porque le consta que no, así que empieza a saber sobre mí mucho más de lo que yo tal vez haya notado. Sabe que tomo coca light y canderel. Sabe también que me gustan los chabacanos deshidratados. Hoy descubrió que tengo una pila de blusas por planchar y que estuve de viaje el fin de semana pasado, pero seguro que nunca sabrá que mi parte favorita de la casa es el balcón cuando tiene encendida esa manguerita azul.

Gracias, Fátima por no dejarme colgada con una casa sucia este jueves que te tocaba venir y que es festivo.

2 comentarios:

Atzimba dijo...

esos sí son lujos... yo no tengo clinin leidi... y no la tendré en la gran manzana ¡qué envidia!

CoNoCa dijo...

Sí, es un pequeño lujo, pero creo que lo valgo. Aunque quien realmente importa que lo crea es Nestlé, porque él (ello) paga...