sábado, 16 de mayo de 2009

Chinos Poblanos

Escribo esto con un cable que me rodea el cuello y me vibra en la cicatriz de la tiroides.
Estoy en puebla porque voy a ir a la boda de una prima mía a la que me unen sólo algunos grados de parentesco y a la que he visto bastantes pocas veces, pero era como buena oportunidad para acompañar a mis papás y estar con ellos más a allá de la comida de los domingos.
Si yo usara mi terraza y las mesas plegables de plástico y dijera que montaré una estética, probablemente ésta luciría mejor que el establecimiento en el que vine a parar porque, faltando una hora y media para la misa me enteré de que el hotel Marriott no tiene salón, ni peinadores, ni nada que se les parezca.


Me han lavado el pelo a jicarazos de agua fría.

Está bien, no tenía tiempo de esperar a que se calentara la del pocillo. No quise voltear, pero debo decir que nunca sentí el shampoo, así que no dudo que ese aroma que sale de mi generosa cabellera sea de palmolive blanco.
La persona que le está dando de tirones a mi pelo autodeterminado, sólo suda y no logra más que pobres resultados.
Me atreví a hacerle el comentario de que mi pelo sigue luciendo chino. Me detuvo la mirada por el espejo y sólo me contestó que todavía no terminaba.

Tengo calor. Mi pelo sigue teniendo ondas.


Volví a tener un atrevimiento y le dije que si me permitía hacerle una recomendación, yo había notado que cuando me pasaban la secadora más lentamente y sobre capas más delgadas, les costaba menos trabajo (a "ellos" los seres alaciadores de otros planetas).
La señora se detuvo y me dijo:"por eso no me gusta alaciar pelos chinos, porque son muy dificultosos. Además no es la primera vez que alacío, (así, con acento)".
Temo que tome represalias contra mi pelo.

Me quedaré con mis rizos amplios y pagaré por ellos. No sea que en venganza me haga unas mechas como las suyas. No no.

Yo no dije nada.
Estoy suficientemente cuerda para afirmar que no lo estoy.



Éste es el resultado final.
RiPoPes o Rizos Poblanos Perfectos

2 comentarios:

Cecilia Villamil dijo...

Curioso que nos ocurriera el mismo día, pero a un par de cientos de kilómetros de distancia. Mi experiencia fue en la calle de San Borja, en un establecimiento pequeño donde esperé por hora y media para que me lavaran el pelo, también con agua fría, en lo que supongo alguna vez fue el "cuarto de lavado" de la casa. Había escobas viejas, trebejos y algunas botellas de shampoo bastante sucias. Salí de la estética con el pelo mojado y ni siquiera peinado; me lo peiné yo misma con los dedos frente al espejo donde se reflejaba la imagen de esos simpatiquísimos comediantes mexicanos que Televisa tanto quiere... y yo que creí que estábamos más avanzados que los poblanos. No más experimentos para mí.

María Fernández-Aragón dijo...

Esta entrada también se podría intitular "chinos poblanos".