Con estas tardes ¿a quién le dan ganas de estar en la oficina?
¡A mí NO!
Es como cuando tenía 6 años y veía a los niños (más grandes) de mi cuadra jugar en la calle. Me invitaban a salir, pero no me dejaban. Así que, como perrito que quiere paseo, me limitaba a pasarles las pelotas (con olor a uva y a fresa) que se les volaban a mi garaje.
Quiero salir al mundo y no puedo. Buaaa.
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