martes, 20 de enero de 2009

Los sonidos de la noche

Son cerca de las 3 de la mañana.
A lo lejos se escucha la respiración pausada de un sueño profundo.
Ha llegado un camión que maniobra para cargar o descargar los refrescos que alguien se beberá en los próximos días. Se mueve tan pesadamente, que pareciera que arrastra todo el asfalto sobre el que ha rodado alguna vez.
Un mariachi insiste en que su voz sobresalga de la de los demás. Es como quien se pone un lápiz tras la oreja, pronuncia "amorcito corazón" y ya cree que suena a Pedro Infante. Él canta un "aaay" prolongado, mientras sueña que es el Potrillo que quiere que se oiga su llanto.

Un carruaje que viaja hacia coyoacán acaba de surcar la avenida.

Y aquí adentro -ya no sé si sólo es en mi cabeza o no- esa maldita gota no deja de caer. Creo que entiendo a ese famoso prisionero de san Juan de Ulúa.
La gota no me deja en paz. Se ha convertido ya en la nada que va a dejar al mundo entero en tinieblas, empezando por mi pared.
Pasó una sirena. Todavía no sé distinguir entre patrullas y ambulancias.

Me paro y quito el parche de bolsa que puse en la pared para asegurarme que la cubeta no se haya desbordado.Está a la mitad. El agua se ve cristalina. Me habían dicho que eran aguas negras y que por lo mismo el tubo solamente gotearía cuando algún vecino usara el baño. En lugar de sentir alivio compruebo que no estoy loca. Caen las gotas y caen más cuando las veo, como si fuera un reto. Regreso.

La gota sigue y su caída se vuelve tan fuerte que se vuelve una gran cascada. Me incorporo rápidamente para acercarme a tratar de tocar good vibrations, pero no soy capaz. Alzo la vista y desde el pent house veo a Houdini a punto de arrojarse en su barril. Me resigno a morir ahogada como Charlie pero mi muerte será en vano porque no habré podido romper el bloqueo de señal que tiene el departamento.
Van a dar las 5. Estoy muy cansada.
Duermo un poco. Suena el despertador, la gota sigue cayendo.
No la venzo, pero abro la llave de la regadera y al menos por unos minutos dejo de escucharla.

2 comentarios:

María Fernández-Aragón dijo...

Que te dé insomnio más seguido. Y... espero que no tengas activado algún sistema de mensajes automáticos a tu correo, porque entonces te despertaré. Entonces volverás a escuchar la gota y, tal vez, puedas escribir algo tan bueno como esto. Tal vez.

Arregla tu tubería, que el mundo se va a acabar. Mm, that doesn't make any sense.

CoNoCa dijo...

:)